Hoy el mundo esta colapsado, todas esas teorías sobre fin del mundo, teorías de conspiración, el nuevo orden y todo aquello en que se vislumbraba un futuro apocalíptico, esta presente en este momento tan duro tan letal y que llena a las personas de incertidumbre, el presidente Trump el día de hoy habla sobre las consecuencias económicas que esto va a traer, haciendo que el panorama se encuentre aún mas difuso en el cual lo único que impera es la incertidumbre, a continuación copio un fragmento de la carta que escribe Gustavo Zerbino ( superviviente de la tragedia de los andes en 1972) a los uruguayos una carta tan realista y tan llena de esperanza que no me queda mas que compartirla....
Queridos Uruguayos:
Hoy el mundo entero está alineado en una guerra global contra el coronavirus. En solo 3 meses y medio desde que China declaró las presencia del virus Covid19, más de 150 países ya se encuentran infectados.
El gran desafío hoy para Uruguay (en este mundo globalizado) es poder controlar y enlentecer el contagio de esta pandemia a la gente que vive en este país.
Es difícil pero posible, si lo enfrentamos todos juntos y unidos, como una política de estado y con apoyo de toda la población del país, para cumplir con lo que nos piden.
Hoy estamos frente a una situación similar a cuando en la cordillera escuchamos por radio, 10 días después de la caída del avión, que se había suspendido la búsqueda, que nos habían abandonado y daban por muertos. Y hoy ,47 años después estoy Hablando con ustedes y solo tengo gratitud por todo lo que aprendimos.
En ese momento dejamos de esperar el rescate de afuera (una vacuna) y nos dimos cuenta que sobrevivir y salir adelante dependía solo de nosotros. Nos conectamos entonces con nuestro máximo potencial físico, mental, emocional y espiritual y nos dimos cuenta de que no podíamos gastar nuestra energía hablando de cosas que no podíamos cambiar, que no dependían de nosotros y nos deprimían (como la queja y el miedo, que nos paralizaba y nos consumía toda nuestra energía, que era muy poca y había que usarla muy eficientemente).
Aprendimos que las cosas que ocurren en la vida no son ni buenas ni malas, son solo hechos, y las tenemos que aceptar, no con la mente sino con el corazón aunque duela.
Cuando se acepta la realidad tal cual es, se deja de sufrir y de pelear la mente con la realidad. Se empieza a ser parte de la solución y no del problema. Y ahí aparecen muchas posibilidades. Se aprende que lo importante no es lo que pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa.
En la cordillera aprendimos muy rápido que teníamos que trabajar en equipo para construir una sociedad solidaria donde los bienes pertenecían a la comunidad; donde las normas aparecían cuando eran necesarias, y la primera fue que estaba prohibido quejarse! El único objetivo era sobrevivir, no yo, todos! Sin excusas.
Nuestra historia, es una historia de uruguayos. No es una tragedia (aunque tiene mucho de tragedia), ni un milagro (aunque tiene muchísimo de milagro).
Es una historia de amor, solidaridad, humildad, amistad y vocación de servicio que aprendimos en este país.
Con humildad aceptamos que solos no podíamos y transformamos el yo en nosotros, demostrando cómo a pesar de la diversidad se podía lograr la unidad detrás de un objetivo común.
Ahora estamos en el momento en que todos los uruguayos tenemos que aceptar el desafío de demostrarnos a nosotros mismos y al mundo por qué este maravilloso país va a salir adelante utilizando la única vacuna que hoy funciona y que puede parar la enfermedad: La vacuna de la obediencia y solidaridad de todos los uruguayos.
Nuestra historia, es una historia de uruguayos. No es una tragedia (aunque tiene mucho de tragedia), ni un milagro (aunque tiene muchísimo de milagro).
Es una historia de amor, solidaridad, humildad, amistad y vocación de servicio que aprendimos en este país.
Con humildad aceptamos que solos no podíamos y transformamos el yo en nosotros, demostrando cómo a pesar de la diversidad se podía lograr la unidad detrás de un objetivo común.
Ahora estamos en el momento en que todos los uruguayos tenemos que aceptar el desafío de demostrarnos a nosotros mismos y al mundo por qué este maravilloso país va a salir adelante utilizando la única vacuna que hoy funciona y que puede parar la enfermedad: La vacuna de la obediencia y solidaridad de todos los uruguayos.
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